Observador político - Colectivos vs diputados del PAN
En la reciente historia legislativa, se ha evidenciado un desolador desprecio por los derechos de las mujeres por parte de ciertos representantes políticos; sobre todo, en la LV Legislatura, que lejos de cumplir con su deber de representar y defender los intereses de toda la población, ha ignorado descaradamente el mandato de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de legislar para despenalizar el aborto. Esta omisión, ha sido liderada por personajes como Pancho Sánchez Zavala, Ángel Adame Jiménez, Óscar Cano Mondragón y Andrea Gordillo Vega, del PAN, que constituye no solo un fracaso legislativo, sino un insulto a la autonomía y dignidad de las mujeres morelenses.
HOY CÍNICAMENTE, VUELVEN A PEDIR EL VOTO.- La SCJN, como máxima autoridad jurídica del país, ha instado a que se respete el derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo, empero, estos diputados optaron por desoír este llamado, prefiriendo imponer sus creencias personales sobre las vidas y derechos de las mujeres. Por lo que su negativa a impulsar iniciativas que permitan la despenalización del aborto demuestra su falta de compromiso con la justicia social y la igualdad de género.
Es inadmisible que en pleno siglo XXI, aún existan legisladores que se erijan como guardianes de una moral retrógrada, en lugar de abogar por los derechos humanos fundamentales; y es que la postergación sistemática de la discusión sobre la despenalización del aborto es una afrenta a la voluntad popular y una traición a las promesas de campaña de aquellos que se autodenominan "representantes del pueblo".
Ante esta flagrante traición a la confianza depositada en ellos, diversas organizaciones y colectivos feministas han anunciado una contracampaña contra estos diputados, dejando claro que el voto de castigo será inevitable, a manera de ejemplo, el Colectivo de las Divulvadoras, entre otras, ha expresado su firme convicción de que aquellos que desatiendan los mandatos de la SCJN y persistan en vulnerar los derechos de las mujeres no merecen ocupar cargos públicos.
Es urgente que la LV Legislatura asuma su responsabilidad y cumpla con el mandato de la SCJN, algo que ya no harán porque los tiempos los han consumido y la despenalización del aborto no es solo un imperativo legal, sino un acto de justicia y respeto hacia las mujeres.
Tal y como lo señaló Andrea Acevedo García, representante del Colectivo Divulvadoras, esta postergación continuada de un tema vital para los derechos reproductivos de las mujeres no pasará desapercibida en las urnas.
De ahí que es lamentable que la despenalización del aborto se sume a la lista de pendientes de una legislatura que está a punto de concluir su mandato; este hecho pone de manifiesto la falta de voluntad política y la indiferencia hacia las demandas ciudadanas que prevalecen en ciertos sectores del poder legislativo.
Recordemos que la despenalización del aborto no es una cuestión de preferencia ideológica, sino un mandato legal emanado de la más alta instancia judicial del país; por lo tanto, los diputados tienen la obligación moral y ética de cumplir con esta determinación y garantizar el ejercicio pleno de los derechos de las mujeres.
INSEGURIDAD Y DEMOCRACIA; LAS CONTRADICCIONES DEL PROCESO ELECTORAL.- En medio del fervor democrático que intenta envolver el proceso electoral en Morelos, las contradicciones entre las declaraciones oficiales y la cruda realidad de la inseguridad no podrían ser más evidentes.
Por un lado, Dagoberto Santos Trigo, vocal ejecutivo del INE, insiste en que todo está listo y preparado para proteger la emisión del sufragio el 2 de junio, exhortando a la ciudadanía a defender el sentido democrático que surgirá de la voluntad de las y los morelenses.
Empero, sus palabras chocan de frente con la realidad descarnada que expone el Obispo de la diócesis de Cuernavaca, Ramón Castro Castro, quien destaca la grave situación de inseguridad y pide oración para que el proceso sea pacífico, limpio y democrático.
Los números no mienten. Abril pasado fue el mes más violento de los últimos tiempos en Morelos, según los reportes de la Fiscalía General del Estado; con un total de cuatro mil 271 delitos reportados ante el SESNSP, abril se erige como un sombrío testimonio de la violencia que azota la región. Un incremento de más del 10% con respecto a los meses anteriores deja en claro que la inseguridad no da tregua, mientras que los crímenes como homicidios dolosos, robo de vehículos y amenazas siguen siendo moneda corriente en la vida cotidiana.
Los 161 casos de homicidio doloso registrados en tan solo 30 días son una cruel estadística que refleja el drama humano que se vive en las calles; cada día, en promedio, cinco personas pierden la vida de forma violenta en Morelos, y el 90% de estos homicidios son perpetrados con armas de fuego, alimentando así un ciclo de violencia que parece no tener fin.
Ante este panorama desolador, las palabras de Monseñor Ramón adquieren un nuevo significado, y es que la petición de seguridad para votantes y candidatos, la exhortación a conducirse por la vía legal y democrática, y sobre todo, el llamado ferviente a que nadie se quede sin votar, son recordatorios de que la participación ciudadana es más vital que nunca en tiempos de crisis.
Cierto es que el proceso electoral en Morelos se ve ensombrecido por la sombra omnipresente de la inseguridad, mientras las autoridades instan a la participación democrática, la realidad de la violencia callejera pone a prueba los cimientos mismos de la democracia.
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